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lunes, 19 de noviembre de 2012

Di NO a las dietas milagro



dietas milagroEn la sociedad actual el culto al cuerpo se ha hecho cada día más notorio. La mayoría de gente quiere perder “unos kilitos”, sobre todo en la época veraniega cuando empezamos a quitarnos más ropa. Y, en una sociedad donde casi todo se obtiene de forma fácil y rápida (información, contactos sociales, etc), se han puesto de modas ciertas dietas que permiten perder el peso de manera rápida y “sin esfuerzo”, o eso dicen. ¿Pero a que precio?
Las dietas milagro permiten perder peso a costa de tu salud tanto física como, en muchos casos, mental. Las personas que realizan estas dietas se exponen a ciertos riesgos para su salud, se deseducan alimentariamente y en la mayoría de los casos recuperan su peso porque la dieta no les ha enseñado nada, y cuando retornan a su alimentación normal, vuelven a cometer los mismos errores nutricionales.

Al seguir dietas milagro, se empiezan a adquirir como ciertos algunos mitos alimentarios (los hidratos son malos, no hay que mezclar proteínas con hidratos de carbono, no debo comer fruta después de comer, debo eliminar los lácteos de mi dieta, etc) que van a acompañar a estas persona durante toda la vida determinando como será su alimentación y, por su puesto, su salud.
Muchos rebaten que ciertas dietas son perniciosas porque “Yo la hice y a mi no me pasó nada”.  Tienen que pensar que hay gente que fuma todos los días y no desarrolla cáncer pero lo que no pueden negar es que existe el riesgo.

Qué es una dieta milagro

Para ayudarte a detectar lo que es una dieta milagro, el grupo GREP-AEDN (Grupo de Revisión, Estudio y Posicionamiento  de la Asociación Española de Dietistas), os propone algunas reglas para saber determinar que es una dieta milagro. Puedes desconfiar de una dieta cuando haga afirmaciones que:
  • prometen resultados “rápidos”
  • prometen resultados “mágicos”
  • prohíben el consumo de un alimento o grupo de alimentos
  • contienen listas de alimentos “buenos” o “malos”
  • exageran la realidad científica de un nutriente
  • aconsejan productos dietéticos a los que se atribuyen pro-piedades extraordinarias,
  • incluyen relatos, historias o testimonios para aportar credibilidad, y
  • contienen afirmaciones que contradicen a colectivos sanitarios de reputación reconocida.
Algunos ejemplos de estas dietas que han sido revisados por la AESAN (Asociación Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) o por el GREP-AEDN Grupo de Revisión, Estudio y Posicionamiento  de la Asociación Española de Dietistas) son:

DIETA DUKAN

El método: Es un método promovido por Pierre Dukan que se basa en una dieta que tiene diferentes fases y que se inicia con un gran aporte de alimentos proteicos a los que luego se le van introduciendo ciertas verduras permitidas por el método y, en las fases más posteriores, se van añadiendo el resto de alimentos. El método promulga que la dieta alta en proteínas y baja en hidratos de carbono es lo que permite perder y mantener el peso.
Los riesgos: no existen pruebas científicas que digan que una dieta con un mayor contenido en proteínas ayude a la pérdida de peso. Por el contrario si hay estudios que relacionan dietas con un alto contenido en proteínas y bajo en carbohidratos con enfermedades crónicas como osteoporosis, cálculos renales, insuficiencia renal, cáncer, enfermedad cardiovascular y obesidad.
Esta dieta ha sido criticada por sus riesgos no solo por la AESAN y la AEDN sino también por Agencia Francesa para la Seguridad Alimentaria, del Medio Ambiente y Ocupacional (ANSES), la Asociación Francesa de Dietistas-Nutricionistas y la Asociación Británica de Dietética.

DIETA ENTERAL PLANAS

El método: la dieta se basa en una hospitalización de 1 a 10 días durante el cual se alimenta al paciente por sonda nasogástrica sin ingerir ningún alimento sólido. Posteriormente, se vuelven a reintroducir poco a poco los alimentos sólidos acompañados de suplementos nutricionales hasta volver a una alimentación convencional.
Los riesgos: a parte de lo ya evidente, la dieta es agresiva y requiere de intervención médica (todas las cuales están asociadas a un cierto riesgo); se advierte de que su seguimiento podría asociarse a, entre otras cosas, a debilidad, daño renal y desórdenes gastrointestinales. Además, es una dieta que al no reeducar al paciente puede producir una ganancia de peso posterior al tratamiento, es decir, el conocido efecto rebote o yo-yo.

DIETA DEL GRUPO SANGUINEO

El método: defiende que cada persona en función de su tipo de sangre (A, B, AB y O) debe mantener una dieta diferente ya que cada uno de ellos está más predispuesto a ciertas enfermedades. Además dice que los alimentos reducen o aumentan el peso, de acuerdo con una evolución histórica de cada tipo sanguíneo. De este modo, las personas del grupo O tienen un sistema digestivo adaptado a comer alimentos ricos en proteína y a los vegetales, los del A legumbres, verduras y cereales, los del grupo B carnes, los del grupo AB una mezcla entre los dos anteriores.
Los riesgos: científicamente no hay relación entre el tipo de sangre y la utilización de la grasa por nuestro cuerpo. La prohibición de ciertos alimentos puede llevar a las personas a padecer carencias, a pasar hambre durante la dieta y a perder musculatura en lugar de grasa. Una dieta equilibrada siempre incluirá todos los grupos de alimentos.

DIETA  DE LA ALCACHOFA

El método: aunque existen diversas vertientes de esta dieta, la más conocida es la que se realiza durante un máximo de 3 días, lo que se puede repetir una o dos veces al mes, y que te permite una rápida pérdida de peso. Se permite acompañar a la alcachofa con otros alimentos como pan integral, arroz, frutas y lácteos.
Los riesgos: al ser un alimento diurético se suelen perder varios kilos de líquido en poco tiempo pero estos suelen ser recuperados rápidamente después de volver a una alimentación convencional.
Además, como el resto de dietas basadas en un único alimento, es una dieta hipocalórica monótona que no aporta todos los nutrientes, ya que suele ser muy baja en proteínas y grasas.

DIETA DE LA LUNA

El método: se basa en la teoría según la cual las diferentes fases de la luna afectan al “ritmo corporal interno”, lo que afecta a la pérdida de peso. Consiste en realizar ayuno total (excepto de líquidos sin azúcar) durante uno o tres días completos, pero este ayuno ha de coincidir exactamente con el cambio de fase lunar.
Los riesgos: no existe una relación entre la pérdida de peso y las fases de la luna. Además, el realizar ayuno durante unos días no debe ser, en ningún caso, un método para adelgazar ya que puede comportar cansancio, pérdida de masa muscular en lugar de grasa y desequilibrios en el metabolismo que pueden resultar peligrosos, sobre todo, en personas que padecen ciertas enfermedades (diabetes, ácido úrico, etc).

Consejos para una alimentación correcta en verano

Si estás pensado en perder peso, para hacerlo de manera saludable y no poner en riesgo tu salud debes pensar que has de buscar una dieta que no elimine ningún grupo de alimentos y que se base en el cambio de hábitos y en el ejercicio regular. Parece simple ¿no? Pues lo cierto es que con la cantidad de información contradictoria sobre alimentación que nos llega desde diferentes lugares a veces resulta difícil saber que es una dieta equilibrada y saludable. Por eso os animo a buscar apoyo de profesionales preparados y a que tengáis espíritu crítico y busquéis información en lugares fiables.  No debes pensar en la pérdida de peso veraniega como un “sprint”. Piensa que no puedes perder en 15 días lo que has ganado en 15 años. Si quieres que sea algo duradero plantéalo como el inicio de tu modificación de hábitos alimentarios.
Si quieres cuidar tu salud con una correcta alimentación, quieras o no perder peso, puedes seguir los siguientes consejos:
  • Realiza 4 o 5 comidas al día. Te ayudará a llegar con menos hambre a la siguiente comida y no devorar todo lo que te pongan delante.
  • Hidrátate correctamente. De manera general se suele recomendar 1,5l/día pero cada situación es diferente. Por ejemplo si realizas ejercicio tu necesidad de líquido será mayor. Pon especial atención a los mayores, que en muchas ocasiones no tienen sensación de sed.
  • Introduce verduras tanto en las comidas como en las cenas. No tiene por que ser siempre de plato principal. También puedes hacerlo como acompañando la pasta o el arroz o como guarnición del segundo plato. Si al menos una de ellas es cruda mejor, además de aportar frescura nos ayudará a aportar más vitaminas y minerales a nuestra dieta.
  • Consume unas 2-3 raciones de fruta diarias. Son muy útiles por ejemplo para matar el gusanillo entre comidas.
  • Realiza ejercicio de manera moderada y adaptada a ti. No todo el mundo tiene porque ir al gimnasio, busca una actividad de la que disfrutes o que tengas que realizar con tu pareja o grupo de amigos.
  • Piensa que puedes comer helados, horchata, leche merengada, tapas, etc. dentro de una alimentación equilibrada. Date algún capricho de vez en cuando pero no todos los días.

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